Ayer la ví a ella (ya te conté de ella, después te cuento más), sonriendo, tapándose la cara... porque no se animaba a hablarle. La risita nerviosa, las manos inquietas, la mirada que busca y se esconde... No me acordaba de eso.
Para mi fue trágico. Con sabor a lágrimas y rencores. No había miedo ni nervios. Mucho menos risas. Fue trágico desde el inicio. No sé vos... pero yo me había olvidado de los comienzos dulces, de sonrojarme y esas cosas...