Sunday, September 03, 2006

Imagen (borrador)

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"También hoy pensaba en sueños. Estamos despiertos. Estamos tan tranquilos de nuestros sueños, porque ya se llaman sueños y creemos que es verdad.
Por eso pensaba que si los sueños no tuviesen ese nombre ni nada, y de repente me duermo y sueño, me volvería loca."
Luisina Castelli

Tan sólo un chirrido, largo y agudo, la habitación a oscuras, y mi cabeza (sólo mi cabeza) reposando en su interior. En cuanto observo su rostro, su llanto rojo, y esa expresión de leve sorpresa, el volumen aumenta, con una locura familiar.
El chirrido se detiene en cuanto abro los ojos. El sonido del viejo reloj lo remplaza de inmediato, sin dejar espacio al silencio, y el aroma de la madera tapa cualquier otra esencia. ¿Mi habitación? Aún no tengo fuerzas para incorporarme, pero un simple vistazo lo confirma. Son mis sábanas las que rozan contra mi cuerpo, y es mi aroma el que está impregnado en la almohada.
Nada huele a sangre. Nadie llora. Mucho menos yo. Ya casi es hora. Necesito un café.

El universo de aquello que me gusta se compone de dos cosas: El café, y el hecho de que la parada del colectivo esté frente a casa. El resto es momentáneo. Meros disfrutes carentes de demencia. Como sea, hoy el colectivo no viene, o tarda, que es lo mismo. Odio el frío, creo que entro. Quizás desde la ventana, al lado del calefactor, pueda verlo venir. Sólo quizás, ya no importa mucho.
Luego, el choque. El sonido monstruoso, una verdadera delicia, cortándolo todo en hebras delgadas. Cuando el aire deja de sacudirse, observo a la distancia los destrozos, y allí entre el metal, distingo su figura. Las ropas son distintas, pero el cabello delgadísimo, los ojos, y esos labios, aún suaves, aún tibios, son simplemente demasiado.

No sé cuantas veces doblo, no sé cuanta gente veo, eso no importa. Lo importante es huir. Perder esa imagen entre la multitud, o ser devorada por ella. Giro una vez más, y siento como mis pulmones piden clemencia. Abro la primera puerta que encuentro, y, mientras comienzo a entender, me sumerjo en una habitación a oscuras, donde todo huele a sangre. La puerta, y el mundo a mis espaldas se desvanecen. Un sueño, otro, o quizás el mismo. Pero no… Yo había despertado. El aroma de la madera, el sabor del café, incluso ese rostro, idéntico al mío, sobre el pavimento, eran indudablemente reales. Fue en algún momento después de eso. Tal vez mientras corría, o cuando doblé, quizás cuando giré el picaporte… ¿Cuándo comenzó el sueño? Tengo que concentrarme. Relajarme y pensar. Casi lo logro. Pero ahora algo me muerde. Ahí, en el cuello, algo suave y tibio…

4 Comments:

Blogger María (Letras) said...

Este es el cuento corregido? Porque no recuerdo que haya sido distinto. De todas formas, esta vez lo vi mucho más claro... no sé si es por correcciones, o simplemente porque lo leí otra vez.
Ya sabés lo que pienso de él: me gusta mucho. Pero... no termina de cerrarme la última oración. Es decir... no le encuentro sentido en relación a todo el resto.
Esto es una lástima, puesto que el final en general me encanta de veras.

Ah, por cierto... estoy pensando en hacer un blog con cuentos... pero tengo que terminar los dos que están en procesos, porque no justifica poner uno solo.

11:30 AM  
Blogger ... said...

En realidad había una conexión importante del final con el resto, pero nadie la notó, así que supongo que simplemente fallé.

2:25 PM  
Blogger Guille said...

Excelente el cuento. Es la primera vez que llego a tu blog y me pareció muy bueno.
Seguí con tu estilo, espero el próximo.

1:26 AM  
Blogger ... said...

Con gusto. Ojalá te sirva. Con respecto a la interpretación del final, es bastante abierta, la tuya me gustó.

9:38 AM  

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